El mundo nos bombardea con mensajes contradictorios sobre la felicidad: riqueza, fama, placeres... Pero estas cosas son pasajeras, como el salmo 62:10 declara: "En cuanto a los ricos, su riqueza se desvanece; aun en su prosperidad no se acuerdan de Dios." La verdadera felicidad no se encuentra en las posesiones materiales, sino en una relación profunda con nuestro Creador.