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La Bendición de la Familia y el Trabajo: Una Reflexión sobre Salmos 127 y 128

La Bendición de la Familia y el Trabajo: Una Reflexión sobre Salmos 127 y 128
La Casa Edificada por Jehová: El Fundamento de la Bendición
Hermanos y hermanas en Cristo, el Salmo 127 nos recuerda una verdad fundamental: "Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guarda." (Salmo 127:1). No importa cuánto esfuerzo humano dediquemos a nuestras familias, a nuestras casas, a nuestras vidas, si no contamos con la bendición de Dios, nuestros esfuerzos serán en vano. Es Él quien pone el fundamento, quien da el sostén y la protección.
El Fruto del Trabajo Diligente: La Promesa de la Prosperidad
El salmista continúa diciendo: "Ciertamente vana es la fatiga de vosotros, de madrugar antes del alba, y de reposar hasta muy tarde, comiendo el pan de dolores; porque así da Dios el sueño a sus amados." (Salmo 127:2). Aquí se nos enseña la importancia del trabajo duro, pero también la necesidad de confiar en la provisión divina. El trabajo arduo en sí no garantiza la prosperidad; es la bendición de Dios la que la produce. El descanso y el sueño son regalos de Dios, para aquellos que confían en Él.
La Herencia Sagrada: Hijos como una Bendición
"He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre." (Salmo 127:3). Los hijos no son simplemente un producto de nuestra unión, sino un regalo precioso de Dios, una herencia que nos enriquece espiritual y emocionalmente. Debemos reconocerlos como una bendición y criarlos en el camino del Señor.
La Vida Plena y Bendecida: Un Legado de Generaciones
En el Salmo 128, se nos presenta una hermosa imagen de la vida bendecida: "Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos." (Salmo 128:1). Aquí se describe la vida del justo como una vida llena de bendición, prosperidad y paz, transmitida de generación en generación. "Verás a tus hijos e hijos de tus hijos, y paz sobre Israel." (Salmo 128:6).
Por lo tanto, hermanos, recordemos que la verdadera felicidad y el éxito duradero provienen de buscar primero el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33). Que construyamos nuestras vidas, nuestras familias y nuestro trabajo sobre el fundamento sólido de la fe en Jesucristo, confiando en su provisión y su bendición. Amén.
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