Hermanos y hermanas en Cristo, el Salmo 121 es un canto de confianza y seguridad, una hermosa declaración de fe en el poder y la protección divina. Leemos en el versículo 1: "Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra."
Este pasaje nos recuerda que nuestra ayuda no proviene de nuestras propias fuerzas, de nuestras riquezas, ni de nuestra inteligencia, sino de Jehová, el Creador de todo lo que existe. Es una fuente inagotable de fortaleza y protección, a la cual podemos recurrir en todo momento.