Hermanos y hermanas en Cristo, hoy nos congregamos para reflexionar sobre un pasaje que nos llama a la pureza, la diligencia y la consagración: 2 Timoteo 2:19-21. Pablo, en su sabiduría espiritual, nos presenta una analogía poderosa que nos ayuda a comprender nuestra posición en el cuerpo de Cristo y la responsabilidad que tenemos hacia Él. Nos insta a ser vasos preparados, purificados para la gloria de Dios, en contraposición a los que se apartan de la fe. Recordemos siempre las palabras de 1 Corintios 6:19-20: "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios."