Jesús explica a Nicodemo que el nuevo nacimiento es un acto de Dios, un regalo de gracia: "El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu." (Juan 3:8). Este nacimiento espiritual es un misterio, un acto sobrenatural que trasciende nuestra comprensión humana. No es algo que podamos lograr por nuestros propios esfuerzos, sino que es una obra del Espíritu Santo que nos renueva interiormente, nos limpia del pecado y nos concede una nueva vida en Cristo. Como Pablo escribe en Gálatas 5:22-23: "Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley".