Hermanos y hermanas en Cristo, la parábola de los talentos, relatada en Mateo 25:14-30, nos presenta una verdad fundamental sobre nuestra vida cristiana: Dios nos confía dones y responsabilidades, y nos exige rendir cuentas por su uso. No se trata simplemente de habilidades o posesiones materiales, sino de todo aquello que Él nos ha dado, incluyendo nuestro tiempo, nuestros recursos, y sobre todo, nuestro testimonio. Como dice 1 Pedro 4:10: "Cada uno, según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios."