La Paciencia en la Espera de la Indicación Divina

Hermanos y hermanas en Cristo, la vida cristiana a menudo se caracteriza por la espera. No es una espera pasiva, sino una espera activa, llena de fe y esperanza, como dice Isaías 40:31: "Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán."

Es en la espera donde cultivamos la paciencia, una virtud crucial que Dios valora enormemente. Santiago 1:4 nos exhorta: "Mas tenga la paciencia su obra perfecta, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada."

La espera no es un castigo, sino una oportunidad para el crecimiento espiritual. Durante este tiempo, Dios moldea nuestro carácter, nos prueba nuestra fe, y nos prepara para Su propósito. Salmo 27:14 nos anima: "Espera a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; espera a Jehová."

En la espera, aprendemos a depender completamente de Dios, reconociendo que Su tiempo es perfecto. Habacuc 2:3 dice: "Porque la visión aún es para el tiempo determinado, pero al fin hablará, y no mentirá; aunque tarde, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará."

Mientras esperamos la indicación divina, debemos mantener una actitud de fe, oración y obediencia. Filipenses 4:6-7 nos insta: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús."

Debemos confiar en la soberanía de Dios y creer que Él trabaja todo para bien de aquellos que lo aman (Romanos 8:28). La paciencia es el fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22), y al buscarlo, Él nos dará la fortaleza para perseverar en la espera.