La espera no es un castigo, sino una oportunidad para el crecimiento espiritual. Durante este tiempo, Dios moldea nuestro carácter, nos prueba nuestra fe, y nos prepara para Su propósito. Salmo 27:14 nos anima: "Espera a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; espera a Jehová."
En la espera, aprendemos a depender completamente de Dios, reconociendo que Su tiempo es perfecto. Habacuc 2:3 dice: "Porque la visión aún es para el tiempo determinado, pero al fin hablará, y no mentirá; aunque tarde, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará."