Hermanos y hermanas en Cristo, Mateo 16:22-23 nos presenta un cuadro vívido de la lucha interna entre la fe y el miedo. Pedro, un hombre de fe innegable, se enfrenta a la predicción de Jesús sobre su sufrimiento y muerte. Su reacción, "¡De ninguna manera, Señor!", refleja la naturaleza humana misma; tendemos a evitar el sufrimiento, el dolor y la incertidumbre. El miedo, ese enemigo silencioso, nos susurra dudas y nos aparta del camino del Señor. Recordemos que el miedo no es pecado, sino la reacción ante la amenaza percibida. El pecado reside en ceder ante él y desobedecer la voluntad de Dios.