La Herejía de Sabelio: Una Advertencia a la Unidad de la Trinidad

Hermanos y hermanas en Cristo, la comprensión correcta de la naturaleza de Dios es fundamental para nuestra fe. Sabelio, con su doctrina modalista, distorsionó gravemente esta verdad. Él afirmaba que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo eran simplemente modos o manifestaciones de un solo Dios, como si fueran diferentes máscaras de una misma persona. Sin embargo, la Escritura revela una verdad más profunda y gloriosa: la Trinidad. En Juan 1:1 leemos: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios". Aquí vemos la distinción y la unidad simultáneas. El Verbo, Jesucristo, es Dios.

El Nuevo Testamento constantemente se refiere al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como personas distintas, con roles y acciones específicas. Mateo 3:16-17 describe el bautismo de Jesús: "Y habiendo sido bautizado Jesús, inmediatamente subió del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y una voz del cielo decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia." Aquí vemos a las tres personas de la Trinidad actuando de manera individual pero en perfecta armonía. No son meros modos de operación, sino personas distintas dentro de la única esencia divina.

La herejía de Sabelio subestima la obra redentora de Jesucristo. Si el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son sólo manifestaciones de una misma persona, entonces la encarnación, la muerte y la resurrección de Jesús pierden su significado único y sacrificial. La Biblia declara claramente la diferencia entre el Padre y el Hijo: Juan 14:28: "Vosotros habéis oído que yo os he dicho: Me voy, y vuelvo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque voy al Padre; porque el Padre es mayor que yo". Este pasaje no niega la igualdad de esencia, sino que revela la distinción de roles dentro de la Trinidad.