El Espíritu Santo, el Ruach HaKodesh, no es una fuerza impersonal, sino la tercera persona de la Trinidad, completamente Dios, co-igual y co-eterno con el Padre y el Hijo. Como declara Juan 14:16-17: "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros." Su presencia es vital para la vida espiritual del creyente.