Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, describe la Iglesia como "columna y baluarte de la verdad". La palabra "columna" evoca imágenes de firmeza, estabilidad, y un soporte inamovible. Es un pilar que sostiene y soporta. "Baluarte", por otro lado, significa fortaleza, defensa y protección contra las fuerzas del mal. La Iglesia, entonces, no es una estructura débil o inestable, sino una fortaleza inexpugnable, un bastión contra las mentiras y las falsedades del mundo.