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La Inquebrantable Promesa de Dios: No Dejará Para Siempre Caído al Justo

La Inquebrantable Promesa de Dios: No Dejará Para Siempre Caído al Justo
La Naturaleza de la Prueba
Hermanos y hermanas en Cristo, el Salmo 37:24 declara: "Aunque caiga, no quedará postrado, porque Jehová lo sostiene con su mano." Esta promesa divina nos asegura que, aunque las pruebas y las tribulaciones inevitablemente llegarán a nuestras vidas, Dios no nos abandonará en nuestra caída. Él no nos permitirá permanecer derrotados para siempre. La palabra "caer" aquí no implica necesariamente un pecado grave, sino las dificultades inherentes a la vida en un mundo caído.
El Sosiego en medio de la Tormenta
Isaías 41:10 nos conforta: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios; te fortaleceré, sí, te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia." En momentos de aflicción, cuando nos sentimos abatidos y desanimados, podemos aferrarnos a esta promesa inquebrantable. Dios no solo nos ve en nuestra debilidad, sino que se compromete a fortalecernos y a sostenernos en nuestra lucha. Su justicia nos defenderá.
La Fidelidad de Dios en la Adversidad
Lamentaciones 3:22-23 dice: "Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad." La fidelidad de Dios es un ancla en medio de la tormenta. Incluso cuando parezca que todo está perdido, Su amor y su compasión permanecen constantes. Sus misericordias son nuevas cada mañana, una promesa renovada de Su gracia y ayuda.
La Victoria Final
Romanos 8:28: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." Aunque la adversidad pueda parecer abrumadora, Dios obra para el bien de aquellos que lo aman. Su propósito para nuestras vidas es perfecto, y aunque no entendamos el camino, podemos confiar en que Él nos llevará a la victoria final. El sufrimiento temporal no puede compararse con la gloria eterna que nos espera.
En conclusión, hermanos, la promesa de que Dios no dejará para siempre caído al justo es una fuente inagotable de esperanza y consuelo en medio de las dificultades. Aferrémonos a esta verdad, confiando en la infinita sabiduría, poder y amor de nuestro Dios. Que su gracia y su paz sean con vosotros, ahora y siempre. Amén.
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