El poder de Dios se manifiesta de innumerables maneras. Vemos su poder creativo en Génesis 1:1: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra". Observamos su poder preservador en el cuidado que provee a sus hijos, como se describe en Mateo 6:25-34: "Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?". También contemplamos su poder redentor en la cruz de Cristo, donde el pecado fue vencido y la vida eterna ofrecida, como lo declara Romanos 8:38-39: "Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."