Libertad en Cristo: Una Vida Redimida

Hermanos y hermanas, ¿qué significa verdaderamente ser libres en Cristo? No se trata de una libertad mundana, de ausencia de restricciones externas. Se trata de una liberación profunda, un rompimiento de las cadenas que nos ataban al pecado y a la muerte. Gálatas 5:1 nos dice: "Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud". Ese yugo, ese peso opresivo, es la condenación, el temor, la culpa y el poder del pecado que nos dominaba.

Al aceptar a Cristo, nacemos de nuevo. 2 Corintios 5:17 declara: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas". Esta nueva creación trae consigo una libertad incomparable. Ya no estamos atados a los patrones de pensamiento y comportamiento que nos destruían. Tenemos la oportunidad de vivir una vida guiada por el Espíritu Santo, una vida llena de propósito y de amor.

La libertad en Cristo se fundamenta en el perdón de nuestros pecados. Hebreos 9:22 dice: "Y casi todo es purificado según la ley con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión". Jesús, nuestro Cordero Pascual, derramó su sangre para pagar el precio de nuestra redención. A través de su sacrificio, recibimos el perdón total y completo, liberándonos de la culpa y el remordimiento que nos encadenaban.

Esta libertad, sin embargo, no es pasiva. Es una libertad activa, que se manifiesta en una vida de obediencia a Dios. Gálatas 5:16 dice: "Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne". Es una continua lucha, una decisión diaria de someter nuestra voluntad a la de Dios, permitiendo que el Espíritu Santo guíe nuestros pasos y nos capacite para vivir en libertad.