La buena noticia es que Dios, en su infinito amor, proveyó un camino para la reconciliación. Juan 3:16 declara: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." La fe en Jesús, su muerte en la cruz por nuestros pecados y su resurrección, es el único camino a la vida eterna. No se trata de obras, sino de gracia.
Aceptar a Jesús como Señor y Salvador significa arrepentirse de nuestros pecados y entregarnos completamente a Él. Hechos 16:31 nos dice: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa". Este es un acto de fe, una decisión consciente de confiar en el sacrificio de Cristo.