Nuestra Identidad en Cristo: Un Nuevo Ser en Él

Hermanos y hermanas en Cristo, antes de encontrar la salvación en Jesús, éramos parte de la "antigua creación," cegados por el pecado y esclavos de nuestras pasiones. Como dice Romanos 6:6: "Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado fuese destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado." Nuestra identidad estaba definida por nuestras imperfecciones, nuestras fallas, nuestras acciones pecaminosas.

Pero gracias a la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo, hemos sido transformados en "nueva creación." 2 Corintios 5:17 declara: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." Esta transformación no es superficial; es una renovación radical de nuestro ser, desde adentro hacia afuera. Nuestra identidad ya no se define por nuestros errores pasados, sino por nuestra unión con Cristo.

Ahora, como hijos e hijas de Dios, participamos de su naturaleza divina. Gálatas 3:26 nos dice: "Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús." Esta es nuestra nueva identidad: hijos amados, heredero de promesas eternas, perdonados y aceptados por nuestro Padre Celestial. Nuestra identidad en Cristo está cimentada en su amor incondicional y su sacrificio por nosotros. Esta es nuestra herencia y nuestro derecho como creyentes.

Sin embargo, esta transformación no significa que nuestra vida será perfecta o sin desafíos. Seguiremos enfrentando tentaciones y pruebas. Pero la diferencia radica en cómo las afrontamos. Con nuestra nueva identidad en Cristo, tenemos la fuerza, la gracia y el poder del Espíritu Santo para superar las adversidades. Colosenses 3:3 nos exhorta: "Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios." Debemos vivir a la luz de esta verdad, recordando siempre quiénes somos en Él.