Hermanos y hermanas, el pozo de Jacob, descrito en Génesis 29, no es simplemente una fuente de agua; es un símbolo poderoso de nuestra propia sed espiritual. Como Jacob, a menudo nos encontramos en lugares áridos, buscando desesperadamente saciar nuestra sed. Él buscaba agua para sus rebaños, pero nosotros buscamos algo más profundo: la comunión con Dios. Juan 7:37-38 nos recuerda: "En el último día, el gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva." El pozo representa nuestra propia necesidad inherente de Dios.