Moisés, el hombre escogido por Dios para liberar a su pueblo de la esclavitud, llegó al final de su jornada terrenal. Su vida, larga y llena de desafíos, nos muestra la fidelidad inquebrantable que Dios demanda de sus siervos. Deuteronomio 34:5 nos dice: "Así murió Moisés, siervo del Señor, en la tierra de Moab, conforme al dicho del Señor". Esto nos recuerda que aún en la muerte, la voluntad de Dios se cumple.