Hermanos y hermanas en Cristo, Lucas 11:13, nos exhorta: "Si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?". Esta promesa, amigos míos, es una roca firme en la cual podemos edificar nuestra fe. No se trata de una dádiva que se concede a medias, sino una promesa segura para aquellos que con perseverancia buscan la guía y el poder del Espíritu Santo. La oración constante, la insistencia humilde ante nuestro Padre celestial, es la llave que abre las puertas a esta inmensa bendición.