Hermanos y hermanas, la Biblia nos advierte contra la contaminación espiritual, un estado que aleja al creyente de la comunión íntima con Dios. En 2 Corintios 6:17 leemos: "Por tanto, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré." Este llamado a la separación es crucial para proteger nuestra alma de influencias dañinas.
Santiago 1:27 nos indica la verdadera pureza religiosa: "La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo." La contaminación espiritual a menudo se manifiesta en una vida desprolija espiritualmente, donde negamos la práctica de la piedad y nos contaminamos con las prácticas del mundo.