El propósito de permanecer en Cristo es llevar fruto (Juan 15:8). No se trata de un fruto auto producido, sino del fruto del Espíritu Santo: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22-23). Este fruto es evidencia de nuestra unión con Cristo y un testimonio para el mundo.
El Señor mismo declara en Juan 15:16: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé." Nuestra misión, como sarmientos, es llevar fruto para la gloria de Dios.