2 Corintios 5:17 nos asegura: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas". Al aceptar a Jesús como nuestro Salvador, entramos en una nueva relación con Dios, una nueva vida transformada por el poder del Espíritu Santo. El pecado ya no nos define, sino que somos nuevas criaturas, con la oportunidad de vivir una vida de propósito y santidad.
Juan 3:16 resume la esencia del amor de Dios y la obra redentora de Jesús: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." Este amor incondicional nos ofrece la posibilidad de la vida eterna, un regalo que se recibe a través de la fe en Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.