Hermanas en Cristo, recordemos a Sara, cuyo vientre estéril se abrió por la promesa de Dios (Génesis 18:10-14). Su fe, a pesar de su edad avanzada, fue la clave para la bendición divina. No se dejó vencer por la duda, sino que abrazó la promesa con esperanza. Así también, Ester, con valentía y fe enfrentó al rey para salvar a su pueblo (Ester 4:13-17). Su decisión, impulsada por la fe en Dios, cambió el curso de la historia.