Hermanos y hermanas en Cristo, el camino de la vida, tal como se nos presenta en las Sagradas Escrituras, no es una senda fácil ni recta en todo momento. A menudo, nos encontramos tentados a desviarnos, a abandonar el sendero trazado por Dios. Proverbios 4:14 advierte: "No entres por la senda de los impíos, ni vayas por el camino de los malos". Este versículo nos exhorta a la vigilancia, a la constante oración y a la búsqueda de la guía divina para evitar las trampas que nos rodean.
El salmista clama en el Salmo 119:105: "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino". La Palabra de Dios es nuestra brújula, nuestra luz en la oscuridad. Desviarse del camino significa apartarse de esta guía, alejándonos de la verdad y acercándonos al peligro. Es importante recordar que alejarnos de Dios nos deja vulnerables a la tentación y al pecado.