Jesús, al ver la fe de estos hombres, sanó al paralítico. Más que una curación física, fue una sanidad integral. Marcos 2:5-12 nos relata la respuesta de Jesús: "Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados." Esta declaración subraya la conexión entre la sanidad física y la espiritual. La fe de los amigos, y la fe implícita del paralítico, fueron instrumentos para recibir no sólo la sanidad física, sino también el perdón de los pecados. Jesús demostró, una vez más, su poder sobre la enfermedad y el pecado, su capacidad para perdonar y sanar completamente.