La verdadera adoración se manifiesta en obediencia a la voluntad de Dios. 1 Juan 2:3-6 nos dice: "Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo." La adoración no es solo sentimiento, sino acción que refleja nuestra devoción.