Hermanos y hermanas en Cristo, el texto que nos ocupa, aunque no se encuentra textualmente en la Biblia de esa manera, nos habla de una verdad profunda y lamentable: la búsqueda de vanidades ilusorias lleva al abandono de la misericordia. ¿Qué son estas vanidades? Son las cosas de este mundo que prometen satisfacción pero dejan un vacío espiritual. Son las riquezas, la fama, el poder, los placeres carnales, perseguidos con una pasión que eclipsa la búsqueda de la verdadera riqueza: la relación con Dios. Como dice el Salmo 37:20: "Mas los impíos perecerán; Los enemigos de Jehová serán como la flor del prado, Que se marchita." Esas cosas, aunque brillantes por un tiempo, se marchitan y dejan al alma sin sustento.