Pero, ¿cómo respondemos a esta promesa divina? Colosenses 3:1-4 nos proporciona la clave: "Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra; porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, que es nuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria." (Colosenses 3:1-4). Aquí el apóstol Pablo nos exhorta a una transformación radical, una renovación de nuestra mente. Debemos fijar nuestra mirada en las cosas celestiales, en Cristo, dejando atrás los deseos terrenales que nos apartan de Dios. Este cambio de enfoque, esta "muerte" a nuestro yo antiguo, es fundamental para experimentar plenamente la protección y la bendición del Señor. Es un proceso de morir al pecado y vivir para Cristo, reconociendo que nuestra verdadera vida está en Él, escondida con Él en Dios.