Jesús, movido por compasión, les ordenó que fueran a mostrarse a los sacerdotes, tal como lo mandaba la Ley de Moisés (Levítico 14). Este acto de obediencia era crucial para su sanidad física y su reincorporación a la comunidad. La fe de estos hombres, aunque a distancia, fue suficiente para que la sanidad llegara a ellos. "Mientras iban, fueron purificados" (Lucas 17:14). Observa que la sanidad no dependió de un toque físico, sino de la fe y la obediencia a la palabra de Jesús.