La respuesta de Moisés fue de humildad y obediencia, aun con miedo. Dios le encomendó una tarea aparentemente imposible: liberar a Su pueblo de la esclavitud. "Y ahora, ven, te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel" (Éxodo 3:10). Dios nos llama a la acción, a la obediencia, aunque el camino pueda parecer difícil. La fe es crucial, creer en la promesa de Dios incluso cuando no vemos la solución inmediata. "Y dijo Moisés a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y para que saque de Egipto a los hijos de Israel?" (Éxodo 3:11) Moisés, como muchos de nosotros, cuestiona su capacidad, pero Dios lo empodera.