La Biblia, en muchos pasajes, presenta el vino como un regalo de Dios, un símbolo de alegría, celebración y festividad. En Génesis 9:20-21, Noé plantó una viña y elaboró vino, indicando su uso positivo en la sociedad temprana. Salmo 104:15 describe el vino que alegra el corazón del hombre. En la parábola de las bodas en Mateo 22:1-14, el rey prepara un banquete con vino, señalando la abundancia y la generosidad divina.