Comencemos reconociendo la necesidad de la oración. "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá." (Mateo 7:7). La oración no es solo un preludio a la preparación, sino su fundamento. Debemos pedir a Dios sabiduría y discernimiento para entender Su palabra y transmitirla con claridad. Solo entonces podemos preparar un mensaje que sea eficaz para edificar a la congregación (1 Corintios 14:3).