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La Gran Comisión: Un Mandato Divino para la Expansión del Reino

La Gran Comisión: Un Mandato Divino para la Expansión del Reino
El Llamamiento de Jesús
Hermanos y hermanas en Cristo, hoy meditamos sobre la Gran Comisión, ese mandato trascendental que nuestro Señor Jesucristo nos legó antes de su ascensión. En Mateo 28:18-20, leemos: "Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
El Alcance Global
Este pasaje no deja lugar a dudas: la comisión es universal, abarca "todas las naciones". No se limita a un grupo específico o región geográfica. Es un llamado a la expansión global del Evangelio, reflejando la naturaleza misma de Dios, que ama al mundo entero (Juan 3:16). Debemos entender que nuestra responsabilidad no termina en nuestras comunidades; debemos llevar la buena nueva a los rincones más remotos del planeta, como el apóstol Pablo, quien se esforzó por predicar el Evangelio incluso en lugares remotos y hostiles (Romanos 15:20-21).
La Obediencia Práctica
Pero la Gran Comisión no es solo un concepto teórico; requiere una respuesta práctica y comprometida. No se trata simplemente de hablar de Cristo, sino de hacer discípulos, de enseñarles a obedecer sus mandamientos (Mateo 28:20). Esto implica un proceso de discipulado, de crecimiento espiritual y formación en la fe, a través del ejemplo y la enseñanza de la Palabra de Dios. Debemos recordar que nuestra fe debe ser evidente en nuestras acciones y en nuestra vida diaria (Mateo 5:16).
La Promesa de Dios
Finalmente, hermanos, no debemos olvidar la promesa consoladora de nuestro Señor: "He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20). Esta promesa nos asegura que en nuestra tarea de evangelización, no estamos solos. Dios está con nosotros, guiándonos, fortaleciéndonos y protegiéndonos en cada paso del camino. Confiando en su poder, podemos cumplir con valentía la Gran Comisión y extender su reino hasta los confines de la tierra.
En conclusión, la Gran Comisión no es una sugerencia, sino un mandato sagrado para cada creyente. Es un llamado a la acción, a la participación activa en la expansión del reino de Dios en el mundo. Al abrazar este mandato con fe y obediencia, demostramos nuestro amor por Dios y por nuestro prójimo, compartiendo la esperanza transformadora del Evangelio de Jesucristo.
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