Hermanos y hermanas, la historia de Simei, en 2 Samuel 16, nos presenta un espejo que refleja la naturaleza pecaminosa del ser humano. Simei, un hombre de la tribu de Benjamín, arrojó piedras y maldijo al rey David mientras huía de Absalón. Su comportamiento fue un acto de desprecio y rebeldía, una transgresión flagrante contra la autoridad ungida por Dios. Observemos la furia descontrolada de Simei, una ira que lo cegó ante la santidad de Dios y el pacto establecido. "Entonces Simei, hijo de Gera, de la tribu de Benjamín, salió de Jerusalén con los hombres de la casa de Benjamín; y salió también él con ellos para maldecir a David." (2 Samuel 16:5)