Hermanos y hermanas en Cristo, Efesios 2:1 nos recuerda nuestra condición antes de conocer el amor salvador de nuestro Señor: "Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados." Este versículo nos confronta con nuestra realidad espiritual anterior a la redención. Estábamos "muertos", espiritualmente separados de Dios, incapaces de acercarnos a Él por nuestra propia voluntad. Nuestros "delitos y pecados", como una pesada losa, nos mantenían aprisionados en la oscuridad, sin esperanza de salvación. No éramos simplemente pecadores, éramos *muertos* en nuestros pecados — una condición desesperada e irreparable sin la intervención divina.