El Espíritu Santo es el poder de Dios actuando en nuestras vidas. Es Él quien nos da fortaleza, guía nuestros pasos y nos capacita para la obra del ministerio. En Hechos 1:8, leemos la promesa de poder: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra". Debemos buscar diligentemente su llenura, para ser instrumentos efectivos en Sus manos.