Hermanos y hermanas en Cristo, recordemos la historia del diluvio universal en Génesis 6-9. Dios, viendo la corrupción del corazón humano, envió un diluvio para limpiar la tierra. Noé, hombre justo, fue advertido por Dios y le fue ordenado construir un arca para la salvación de su familia y de las criaturas de la tierra. Este arca, un símbolo de protección y esperanza en medio de la destrucción, es una poderosa metáfora para comprender el papel de Jesús en nuestras vidas.