Hermanos y hermanas en Cristo, en Filipenses 1:9-11, encontramos el corazón de Pablo desbordante de amor por la iglesia de Filipos. Su oración no es una súplica egoísta, sino una ferviente intercesión por aquellos a quienes amaba profundamente. Él anhela que su amor crezca aún más, un amor que va más allá de la comprensión humana, tal como está escrito en Efesios 3:19: "para que conozcáis el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento". Este amor, el amor de Cristo fluyendo a través de Pablo, es el motor de su oración.