El pasaje central de nuestra consideración, aunque no citado textualmente en la Biblia, se basa en la esencia de la enseñanza cristiana. La aceptación de Jesucristo como el Hijo de Dios, enviado al mundo para salvar a los pecadores, es fundamental para la fe cristiana. Juan 1:12-13 declara: "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios."
Romanos 10:9-10 reafirma la importancia de esta confesión: "que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación."
Negar esta verdad fundamental, es negar el corazón mismo del Evangelio, la obra redentora de Cristo en la cruz y su resurrección gloriosa.