Romanos 7:15-25 describe la lucha interna contra el pecado, la batalla entre la carne y el espíritu. La masturbación, como cualquier acto que va en contra de la voluntad de Dios y la pureza del corazón, puede considerarse parte de esta lucha. Sin embargo, es crucial recordar que Dios no nos abandona en nuestra debilidad. 1 Juan 1:9 nos ofrece esperanza: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad."