La Shekiná, un término hebreo que significa "morada," representa la presencia tangible y gloriosa de Dios entre su pueblo. No era una entidad separada de Dios, sino la manifestación visible de su gloria y poder. En el Tabernáculo y posteriormente en el Templo de Salomón, la Shekiná se manifestaba en una nube de gloria (Éxodo 40:34-38), un símbolo del poder y la santidad de Dios habitando entre su pueblo elegido.
Su presencia se hacía sentir en eventos poderosos, como la entrega de la Ley en el monte Sinaí (Éxodo 19:16-20), donde el monte "ardía en fuego". Esto nos recuerda la santidad de Dios y la necesidad de reverencia y temor delante de él. El fuego representaba la pureza y el juicio divinos, recordándonos la necesidad de una vida santa y justa.
La Shekiná se asociaba con la columna de nube y de fuego que guiaba a los israelitas en el desierto (Éxodo 13:21-22; 14:19-20), ofreciendo protección y dirección divina. Esto demuestra la fidelidad y el cuidado constante de Dios para con su pueblo, aún en medio de las pruebas y dificultades.
Aunque la Shekiná, en su manifestación visible del Antiguo Testamento, cesó con la destrucción del Templo de Jerusalén, la presencia de Dios no ha desaparecido. En la Nueva Alianza, la presencia de Dios se manifiesta en Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado (Juan 1:14; Colosenses 2:9). Jesús dijo: "Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20).
El Espíritu Santo, prometido por Jesús (Juan 14:16-17; Hechos 1:8), es la nueva presencia de Dios en la vida de los creyentes, morando en nuestros corazones. Este es el cumplimiento y la perpetuación de la promesa de la Shekiná, pero de una manera más íntima y personal, accesible a todos los que creen en Jesucristo.
A través del Espíritu Santo, tenemos comunión constante con Dios Padre y con Dios Hijo. Este es el nuevo Tabernáculo, el nuevo Templo, mucho más glorioso que el construido por manos humanas. El Espíritu Santo es la manifestación del poder y del amor de Dios, operando en nosotros y a través de nosotros para hacer su voluntad.