Gálatas 6:16 nos dice: "Paz y misericordia sean a todos los que anden según esta regla, y al Israel de Dios". Aquí, Pablo claramente usa el término "Israel de Dios" para referirse a la iglesia, a aquellos que son hijos de Dios a través de la fe en Jesucristo, independientemente de su ascendencia física.
Romanos 2:28-29 explica que la verdadera circuncisión no es física, sino del corazón, un cambio interno producido por el Espíritu Santo. Ser un verdadero Israelita implica una nueva creación en Cristo, un nuevo nacimiento espiritual (Juan 3:3-8).
En 1 Pedro 2:9, Pedro se refiere a los creyentes como "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios". Esto enfatiza la identidad espiritual del creyente como parte del nuevo Israel, el pueblo de Dios redimido por Cristo.