Hermanos y hermanas en Cristo, la apostasía, la renuncia a la fe cristiana, es un peligro real y presente que debemos confrontar con oración y vigilancia. Hebreos 3:12 nos advierte: "Mirad, hermanos, no sea que haya en alguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo." Este alejamiento no sucede de la noche a la mañana; es un proceso gradual, un enfriamiento del amor por Dios, un abandono de la práctica de la fe.