Hermanos y hermanas en Cristo, el tema de hoy, "Donde la Gracia Abunda," nos lleva a la raíz misma del Evangelio. No es una gracia que merecemos, sino un don inmerecido, un regalo gratuito de Dios, ofrecido a todos aquellos que se arrepienten y creen. Como dice Romanos 5:20: "Y la ley se introdujo para que abundara la transgresión; pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia," vemos que la gracia de Dios no es una respuesta al mérito humano, sino una respuesta al pecado humano.
La gracia de Dios es un océano inmenso, profundo e inconmensurable, que cubre la multitud de nuestros pecados. No hay profundidad de pecado que pueda superar la altura de la gracia de Dios. Su misericordia se extiende a todos los que claman a Él, independientemente de sus faltas pasadas o presentes. Éfesis 2:8-9 nos recuerda: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe."