En lugar de una inmortalidad preexistente del alma, la Biblia nos habla de una resurrección futura, un nuevo comienzo en la presencia de Dios. 1 Corintios 15:52-54 explica este concepto: "He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad." Aquí se describe no la supervivencia de un alma inmortal, sino una transformación y resurrección del cuerpo. Juan 5:28-29 también promete: "No os maravilléis de esto; porque viene la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron bien, saldrán a resurrección de vida; y los que hicieron mal, a resurrección de condenación."