Gálatas 5:22-23 describe el fruto del Espíritu Santo: "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley." El amor, como fruto del Espíritu, no es una emoción pasajera, sino una acción consciente y consistente. Se manifiesta en nuestras acciones diarias, en nuestra paciencia con los demás, en nuestra bondad y compasión.
Este amor no es solo un sentimiento cálido, sino una acción práctica. 1 Corintios 13:4-7 nos describe el verdadero amor: "El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se regocija por la injusticia, sino que se regocija con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta."