El libro de Apocalipsis nos advierte contra la doctrina de los Nicolaítas (Apocalipsis 2:6, 15). Si bien su origen preciso es debatido, la evidencia sugiere una práctica que toleraba la idolatría y la inmoralidad sexual, mezclando la fe cristiana con las costumbres paganas. Su nombre, derivado posiblemente de "Nikao" (conquistar) y "Laos" (pueblo), implicaba una pretensión de dominio o influencia sobre el pueblo de Dios. No se trata simplemente de una secta olvidada, sino de un ejemplo perenne del peligro de la apostasía.