Hermanos y hermanas, reflexionemos en la inmensa fidelidad de nuestro Dios. Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Como dice Salmos 100:5: "Porque Jehová es bueno; su misericordia es para siempre, y su verdad por todas las generaciones." Su amor y su cuidado constante son razones suficientes para un corazón rebosante de gratitud. Consideremos sus promesas cumplidas, sus provisiones diarias, y su guía incesante a través de las tormentas de la vida. Su fidelidad, a pesar de nuestras fallas, es un motivo para la alabanza continua.