El perdón, hermanos, no es simplemente un sentimiento cálido y difuso. Es un acto de la voluntad, una decisión consciente de liberar a otro de la deuda que nos debe, una deuda que, sin el perdón, pesa sobre ambos. Como dice Mateo 6:14-15: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas." Este pasaje no es una amenaza, sino una revelación de la naturaleza misma del amor de Dios, un amor que perdona incondicionalmente.